Sepultan a mototaxista arrollado y muerto por elemento de la Guardia Nacional

Al grito de “justicia”, tras misa de cuerpo presente, cientos de personas este día le dieron el último adiós al mototaxista que fue arrollado y muerto por un elemento de la Guardia Nacional (GN), la madrugada del domingo pasado en calles del municipio de Santa María Coronango.

Encabezados por sus padrinos de velación, familiares y pobladores, llegó el ataúd de Rogelio, de 37 años de edad, a la iglesia de San Antonio Mihuacan, junta auxiliar de Coronango, para la misa de cuerpo presente en la que el sacerdote dio las condolencias a los deudos.

Rogelio desafortunadamente dejó cinco hijos en la orfandad, pues a decir de sus familiares, era el sustento del hogar y el responsable que le quitó la vida, anda prófugo de la justicia, pues como es militar, han escuchado que no le pueden hacer nada, pero ellos van a seguir insistiendo.

Incluso, los deudos piden el apoyo de la ciudadanía para poder solventar los gastos funerarios y ayudar a los hijos menores que aún dependían de Rogelio.

El hombre se desempeñaba como mototaxista, y precisamente fue el sábado por la tarde que en ese vehículo acudió a una fiesta con su esposa y tres de sus cinco hijos identificados como Luis, de 9 años, Jesús Antonio de 11, y Ángel Gabriel, de 15 años de edad. Después de un rato de diversión ya regresaban en su mototaxi a su casa, sin embargo, el vehículo se descompuso y Rogelio y su esposa se bajaron a empujarlo, mientras sus hijos se quedaron arriba; fue en eso que los embistió el guardia nacional que conducía su automóvil marca Honda, en estado de ebriedad.

Al tratar de huir, el uniformado que se encontraba franco (de descanso), chocó contra una camioneta estacionada y fue retenido por varios vecinos, pero por temor a que lo agredieran y para evadir responsabilidades, en un descuido se escapó a pie.

En el lugar dejó abandonado su vehículo y en el interior había un celular, en el que vieron sus fotos vestido de militar y de guardia nacional, por ello lograron saber que se llama Carlos, de alrededor de 27 años de edad.

No obstante, hoy que le dieron el último adiós a Rogelio, la familia exige justicia, pues asegura que son de escasos recursos y además de solventar los gastos funerarios, tuvieron que cubrir gastos médicos porque los tres menores resultaron lesionados y fueron trasladados por ellos mismos a un nosocomio de Nativitas, Tlaxcala; donde por suerte fueron dados de alta poco después.